Un gusto.

Mi nombre es Elizabeth. Tengo 29 años recién cumplidos. Nacida bajo el signo de acuario, en teoría el signo más extraño del zoodíaco. Pizarnik escribe: yo no soy de este mundo, habito con frenesí la Luna. A mis 4 años me mandaron al médico porque en jardín me dispersaba. Miraba mucho por la ventana y hacía caso omiso a los juegos de roles que nos destinaban. La doctora que me vió le dijo a mi mamá que yo estaba sobreestimulada. Al día de hoy no entiendo bien a qué se refería.
Siento que no estoy completamente en los lugares en los que estoy. Imagino tragedias continuamente. Pienso que si las imagino cuando pasen, si pasan, dolerían menos. De noche difícilmente puedo dormir acompañada. Para mí, invitar a alguien a pasar la noche es como cruzar la calle con semáforo en verde. De tan compleja creo soy simple.
Ya digo abiertamente que solo hago el amor. Una vez sentí crack en el pecho y pensé que era un mini infarto. Al final era solamente que sentí dolor en el corazón cuando me lastimaron. Es real, no estoy exagerando. Cuando tenía 18 estaba por fuera de todo. Para mis 20 casi no tenía amigos. Me enfermé. Me importa más la vida de los demás que mi propia vida. Muchas veces me cuestiono si este sentimiento es real o si es ficcionado. Aprendí que para ser buena no hay que ser gila. Si los libros se pudieran comer no tendría hambre. Sospecho tener una leve tendencia a la romatización del suicidio. No me gustan las apps de citas. Las redes sociales me dan ansiedad. Me llamo Elizabeth y mi nombre es muy grande.
Me dicen Eli. Una vez me dijeron que la L era musical. Visualizo a la letra L como a un gusto de helado. Cho co la te que se desliza. Creo que la única manera de ser tolerante es siendo intolerante con  la intolerancia. Luy escribe: pon tu odio al servicio del bien común. Después saltó de un edificio. Me gustaría dejar de ser valiente. Creo que elijo quedarme para hacer de esta mierda un lugar más justo.


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