Noviembre en mi país.

Las personas se quejan y se quejan y no hacen una mierda.
Es como tener una gotera arriba de tu cama y que se moje la frazada y el colchón y quedársela mirando mientras el agua  entra la boca, en los ojos. Pensar en la gotera no va a hacer que la gotera deje de existir. Blasfemarla, no va a hacer que desaparezca.
Esos niveles de pasividad humana me revientan, me sacan de quicio.
Pero lo que más, lo que más me molesta, es cuando corren el colchón y ponen el balde porque lo único en peligro es la propia cama. Sus propios sueños.




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