Agonía.

Ya sabía antes de ir a poner la pava para el té. Conocía bien la sensación. Algo parecía saltar dentro mío y tenía que reprimirlo. Algo musical. Algo alegre. Me dije a mi misma que tenía que seguir así. Fingí como si fuera una buena actriz, años de mentir la entrenan a una aunque quisiera no hacerlo. No mentir, me gustaría no hacerlo más. Ahora ya me desdoblé y Matías que espera en la habitación también lo sabe.
Pidió té y muchas otras cosas. Pidió un matrimonio con correa pero sin papeles, que le suplique no salir a esos recitales, que deje de hablar con mis amigos porque todos sin excepción quieren cogerme.
Llevé el té y mi depresión acuestas para que todo sea parte del plan.
Martín me recibió en la pieza semi desnudo, con una sonrisa ejemplar frente a mi llanto y una bolsita vacía en la mano.

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