Te extraño, Sofía.

Cuando pongo mis manos en mi cabeza me asusto. El susto viene al tocar el cráneo, sentir el hueso. Soy humana dice el acto. Tengo una vida, y dentro de eso hay un límite al que no llego más que tocando superficialmente. Se cumplen cuatro meses. Qué carajos tienen las fechas. Ayer. Ayer, me pregunté por tu cadáver, si todo había llegado al final. La descomposición. Si lo corriente había finalizado con lo suyo. La naturaleza y su bondad, le dicen. Mierdas. Donde estarás ahora y si serás solo huesos es lo que más me pregunto. Astilla que ya nada sostiene. Que no aguarda ni un último abrazo.

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